La vivienda necesitaba dar un giro de 360 grados, aportar más luz, ampliar los espacios y sobre todo dar un poco más de color a todas las estancias. Al ser una vivienda de montaña y estar pensada como segunda residencia, el estudio de Eduardo Cruces se decantó por un estilo ecléctico, es decir, por una mezcla de ambientes que van desde lo más moderno hasta lo más clásico, buscando conseguir de esta manera, ambientes cálidos y confortables, espaciosos y acogedores, con piezas seleccionadas e intentando que todo el conjunto tenga un equilibrio, sin sobrecargar los ambientes.
Se trabajó desde el hall de entrada, con mobiliario oriental y espejos viselados tipo clásico, prescindiendo de las puertas de paso al salón para ganar en amplitud.
El salón es completamente diáfano, se completa con piezas de todos los estilos, desde sillería de Andreu, butacas de La Maison o muebles de corte clásico diseñados por el propio estudio, hasta taburetes en policarbonato de Kartell e iluminación contemporánea de Carpyen o Marset.
Antes
Después
Papeles decorativos vinílicos para las paredes aportan calidez y elegancia al mismo tiempo, con terminaciones y texturas tipo bambú o vegetales. El hierro barnizado y las piezas de anticuario forman parte de los pequeños detalles decorativos.
La cocina se amplió sacando de ella la lavadora y los calentadores antiguos a un pequeño cuarto despensa junto al aseo, consiguiendo de este modo más espacio para las zonas de almacenamiento en la cocina. Se conservó también la fontanería, aunque se sustituyó el alicatadazo, la iluminación y la ventana, sustituyendo la de madera, por una de aluminio, pensando en la funcionalidad y en el mantenimiento.
Antes
Después
En el baño, de igual forma que en la cocina, se sustituyeron los sanitarios, la ventana y los alicatados, optando por un porcelánico de colores neutros y claros para dar luminosidad y amplitud.
Antes
Después
El dormitorio de invitados se decoró con un estilo clásico, con muebles de estilo francés, con pátinas grises e iluminación ligera con apliques envejecidos y tulipas de algodón.
En el dormitorio principal se conservó unicamente el armario empotrado, y en la decoración de esta estancia se utilizaron papeles vinílicos nacarados para revestir las puertas y el cabecero de la cama.
La decoración se completó con pomos envejecidos a modo de tiradores, mezcla de estilos en el mobiliario que van desde los oriental a lo contemporáneo, más iluminación cálida con apliques de acero-algodón…
El toque creativo ha llegado a la vivienda con la composición de las puertas, diseñadas y pintadas en el estudio, que también quiso poner su toque personal con algunos cuadros y fotografías.
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Publicado el: 13-05-2011