El pasado fin de semana lo dediqué a conocer la enriquecedora cultura del vino. Una cultura que al igual que la decoración entra en nosotros a través de nuestra nariz, de nuestra boca, de nuestros ojos…
Disfrutar con la cata, probar, oler y saborear una copa de tan preciada bebida hubiera sido lo normal y lo más placentero para un buen catador. Sin embargo, haciendo honor a ese dicho que reza “cada loco con su tema”, yo me dediqué a buscar la relación del vino con la decoración.
Por una parte he comprendido la necesidad y la importancia de tener un espacio destinado al vino. En ausencia de un lugar específico, el salón o la cocina son los espacios idóneos para ello. La innovación en el mobiliario de cocina y salón ha incorporado al catálogo de posibilidades, módulos bodegueros con diseños realmente atractivos.
Diseños abiertos en los que las botellas son quienes conforman el atractivo geométrico, o cerrados, en cuyo caso, pueden disponer además de sistemas que regulen la temperatura o el grado de humedad.
Pero igualmente atractivos aunque quizá menos funcionales son algunos accesorios que se pueden colocar sobre cualquier superficie y albergar 6 ó 7 botellas.
Alguna prestigiosa marca, como la italiana Alessi, pondrá la nota de diseño en tu bodega, con sus conocidos sacacorchos decorados.
Por otra parte me he dedicado a imaginar cómo sería la casa en la que habitan los entendidos del vino. Cada casa debe ser huella impresa de la personalidad de quien en ella vive. Por supuesto el color es quien transmitirá en mayor medida la relación con la enología, pero también algunos materiales serán protagonistas de la tendencia vinícola.
Al corcho que tapona las botellas o a la madera de roble, muy utilizada para la elaboración de los toneles en los que se almacena el vino, los trasladaremos al hogar en diferentes versiones.
El corcho es un material cálido, flexible, maleable, amortiguante…, y por eso nos permitirá muchas soluciones decorativas. Puede ser utilizado para revestir una pared, para forrar una columna, el suelo de una estancia…
La madera de roble es muy utilizada en vivienda, por su color, su resistencia, durabilidad… y sobre todo por su aspecto a calidad.
El color que no debe faltar en esta casa es ese, el color del vino. Un color vivo, profundo, intenso… no lo catalogaré como frío ni como cálido, porque mucho depende de la decoración que lo acompañe, pero si me atreveré a decir que puesto que la fría temperatura que nos recorre el cuerpo dentro de una bodega, no es posible, ni recomendable, para una casa, una decoración de aspecto frío contribuirá a potenciar ese espíritu vinícola.
Si además añadimos un bodegón artístico en alguna pared, el sabor a un buen vino será inconfundible.
Quien al vino dedica su vida, debe ser una persona paciente, a juzgar por los largos periodos de tiempo que el vino debe reposar en bodega hasta considerarse a punto. Nuestra casa además de ser manifiesto de nuestra personalidad lo debe ser de nuestra vida, por eso se debe decorar despacio, sin prisas.
Y tranquilos, una buena decoración, como un buen vino, mejora con los años.
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 09-05-2008 | Autor: Olaia Pellón