Dividido en tres espacios diferenciados –zona de barra, de picoteo y sala- , la oferta gastronómica del restaurante Velazquez 128 situado en la calle y el número que le dan nombre, es un compendio de excelente materia prima y hechura perfecta. En la carta conviven platos tradicionales con otros de marcada tendencia asiática y nikkei. Además, diariamente se ofrecen platos de mercado, haciendo en estos meses hincapié en la caza y las setas, que todavía están de plena temporada. Fuera de carta está de modo habitual la becada guisada, un ave de caza exquisita con el que el chef despliega todo su arte.
En el apartado tradicional destacan algunas propuestas para compartir como las croquetas de compango, la ensaladilla rusa, los chipirones fritos, el pulpo de concha o las anchoas frescas de San Sebastián, y si nos vamos a platos más contundentes los callos a la madrileña –un plato que Del Portillo lo borda-, la chuleta o el lomo de vaca vieja gallega y, ojo al dato, pescados de temporada, una apuesta de la casa por los de origen salvaje. Con estas propuestas, los paladares más clásicos disfrutan al máximo de la cocina de Carlos del Portillo.
Platos, también para compartir o comenzar, de corte más moderno como la lasaña de setas, brócoli y queso Comte o el bao-wich de pato con cebolla roja y huevo de codorniz, y de tendencia exótica como las gyozas de gambas y verduras asiáticas o el nigiri de atún rojo, casan a la perfección con los gustos del público joven y de mediana edad. Estos últimos redondean una comida o una cena con propuestas como el ceviche de cabracho, gambas, rocoto y camote o el secreto ibérico con teriyaki.
Además de estos platos fijos de temporada, Velázquez 128 tiene especial querencia por el mercado algo que se traduce en la carta en apartados como el de cuchara, con propuestas que cambian semana a semana y con platos como lentejas con chipirones, arroz con bogavante nacional o, en este caso con día fijo, los jueves día de cocido madrileño completo.
Los días de diario disponen de un menú ejecutivo que también sigue el dictado del mercado a un precio de 19 euros, un menú en el que en esta época se encuentran productos como las setas, de plena temporada.
Respecto a la carta de vinos esta contempla unas cuantas referencias de calidad, con la singularidad de tener vinos de la propia bodega, esto es, de la bodega Sánchez Carrascal, con D.O. Ribera del Duero y Rueda, también propiedad de Augusto Sánchez, gerente de Velázquez 128. Los vinos de Sánchez Carrascal están elaborados por el enólogo Isaac Fernández Montaña, y la producción se limita a 150.000 botellas de diferentes vinos: jóvenes, robles, crianzas, reservas y vendimia seleccionada.
Además de los propios, también hallamos una buena representación de distintas denominaciones de origen, así como algunos vinos foráneos de renombradas zonas.
El espacio está dividido en dos plantas, en la planta calle está la barra con algunas mesas altas, donde se puede desayunar y tomar algunas tapas y pinchos durante todo el día; en la primera planta, continúa un espacio informal con mesas altas para disfrutar de momentos entre amigos, al fondo el restaurante, con amplias mesas muy espaciadas entre ellas, para comodidad de los clientes.
En verano se habilita la terraza interior, un agradable entorno donde disfrutar de comidas y cenas al aire libre sin la molestia del tráfico de la calle Velázquez.
Con todos estos elementos, se conjuga el arte de lo imposible que no es más que saber gustar a todo el mundo, y con la gastronomía, los vinos y el trato, ese difícil equilibrio se consigue.
VELAZQUEZ 128
Dirección: C/ Velázquez, 128, Madrid
Teléfono: 914 111 912
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Publicado el: 27-01-2015 | Autor: Olaia Pellón