El proyecto de esta edificación corrió a cargo del estudio de arquitectura de Marta Gonzalez. La vivienda madrileña está enclavada en una parcela de geometría perfectamente cuadrada, y consta de dos volúmenes de piedra blanca que se levantan sobre la planta baja, y un volumen central que es la torre de la escalera.
Una de las principales características del interior reside en la escalera. Una escalera interior con jardín que comunica las diferentes plantas de vivienda, y que además actúa como núcleo de la vivienda.
Es una escalera de apariencia realmente ligera y abierta a cada una de las plantas. Tiene un estudiado diseño, ya que se ha tenido en cuenta la posibilidad de en un futuro incluir un ascensor, y en el ojo de la escalera las dimensiones se han preparado a tal efecto.
Pero hasta que ese momento llegue, el hueco lo ocupa una jardinera que se encarga de poner una nota natural en el interior.
En la planta baja se encuentra el salón, situado en el centro de una gran cristalera realizada con vidrios de control solar.
Esto hace que esta estancia se abra al jardín, permitiéndonos un constante contacto con el exterior, y aumentando las dimensiones de la zona de estar cuando la meteorología lo permita, y se pueda salir al jardín.
En el salón se diferencian varias zonas, destinadas cada una de ellas a una función concreta, comer, ver la televisión, leer, descansar… y cabe destacar algunas de las piezas utilizadas, reconocidas hoy en día como clásicos del diseño. Este es el caso de la butaca Barcelona, o la tumbona de Le Corbusier.
Al fondo del salón, y en contacto casi directo con la cristalera, está situado el comedor. De forma que cuando tras una comida con amigos la tertulia de sobremesa se alargue, podremos contemplar el paso de la tarde a través de los cristales.
También en la planta baja y muy cerca del salón se encuentra la cocina, en la que lo primero a destacar es el inmenso y gastronómico mural que decora la pared principal.
La madera de color cerezo en la que están fabricados los muebles, conexiona perfectamente tanto con el mural como con el color rojo de la pared.
La encimera negra, cumple una función de integración, ya que se encarga de conectar la decoración de la cocina con la ventana, del mismo color negro.
La persianilla veneciana que decora las ventanas, así como la lámpara de acero inox y la estructura de las sillas, ponen una nota industrial, que nos hace percibir una cocina moderna y actual, perfecta para uso diario.
Esta estancia también está conectada con el espacio exterior, para posibilitar celebrar comidas en el exterior, sin que ello implique un trasiego de platos y bandejas por el resto de las estancias de la casa.
En la planta primera encontramos la zona más privada. Sin embargo se trata tan solo de la prolongación de la planta baja, pues la decoración parte de los mismos materiales, y sobre todo de la misma idea, una casa funcional.
Los grandes ventanales son la tónica general de la vivienda, que nos permite mantener el contacto visual con el verdor del espacio exterior, algo que es muy de agradecer cuando se vive en una gran ciudad en la que vivimos la mayor parte de nuestro día a día rodeados de asfalto y hormigón. También en esta estancia el diseño clásico se deja ver a través de la creación más famosa de Mies Van Der Rohe.
Desde la cama, la visión del dormitorio es muy distinta, ya que desde este ángulo no vemos el característico color rojo que preside la vivienda. Es una opción muy acertada, ya que al tratarse de una estancia de descanso, un color tan agresivo y vibrante como lo es el rojo, no nos ayudaría en exceso a conseguir un descanso óptimo.
El baño es quizá una de las estancias más especiales. Ya tan solo los sanitarios se han librado del brochazo rojo, provocando un atractivo y profundo contraste cromático.
Es un baño en el que ningún pequeño rincón ha quedado fuera de estudio, ni siquiera al ángulo que forman la pared y el suelo debajo del mueble del lavabo, donde una hilera de piedras blancas se encarga de poner un toque natural que nos recuerda al aspecto de los spa.
Se han tenido en cuenta los criterios bioclimáticos a la hora de proyectar la vivienda. Por eso los porches arrojan sombra al interior y la jardinera interior permite un grado de humedad que hace que la vivienda resulta más confortable.
El vidrio de control solar permite que se cumplan dos funciones, evitar las pérdidas caloríficas en invierno y reflejar la radiación solar en verano.
Además, se han abierto huecos a las distintas fachadas enfrentadas, para generar ventilaciones cruzadas y evitar la activación del aire acondicionado en exceso.
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 30-10-2009 | Autor: Olaia Pellón