Un piso reformado

Marta Sellarés es la interiorista que se ha encargado de la decoración del proyecto que hoy os mostramos. Se encontró con un piso antiguo que nunca había sido reformado, y que ahora debía convertirse en la vivienda perfecta y acogedora de una pareja.

El color blanco se utilizó como medio para conseguir luz y amplitud, y por eso se apostó por él tanto en la carpintería (puertas, ventanas…) como en el mobiliario y los detalles.  En un principio la vivienda constaba de cuatro habitaciones, pero Marta decidió que una de ellas pasaría a ser parte del salón, por eso se cerró su acceso a través del distribuidor y se abrió paso por el interior del salón de estar, creando así dos ambientes diferentes.

Kono Sur y Eretron fueron las tiendas donde se encontró la mayor parte del mobiliario y también algunos detalles y complementos de la decoración. Aunque ambos espacios comparten tonalidades y estilos, se buscó un elemento diferenciador, el papel pintado de rayas, que da un punto de estilo diferente a la zona del comedor.

La cocina cambió su aspecto por completo. La propietaria, amante del color rojo quiso poner un punto de color a la cocina a través de una atrevida encimera de silestone de ese color, mientras que el resto del mobiliario se mantuvo en un discreto color blanco. Para dar aún más protagonismo a ese punto de la cocina, se optó por unas sillas Ghost, transparentes y visualmente muy ligeras.

El baño actual tampoco tiene nada que ver con su estado inicial. Se decidió sustituir la bañera por una ducha con banco incorporado, buscando una mayor funcionalidad. El color rojo vuelve a aparecer también en este espacio, dejando claras las preferencias cromáticas se sus moradores.

El dormitorio es la estancia más clásica de la vivienda. Sus propietarios así lo querían y por tanto se escogió un acabado en madera de nogal para los muebles, y detalles muy románticos como el diseño de la colcha, las cortinas de  encaje, el papel de la pared…  Todo en una misma gama cromática que pasa por los tonos beiges, tierra, amarillos…

Interiorista: Marta Sellarès