En muchas ocasiones hemos hablado de las bondades del color, de las sensaciones que nos transmiten cada uno de ellos pero… ¿Qué pasa si los juntamos todos? Pues que tendremos ante nosotros una habitación alegre, divertida, jovial, llena de vida… y que encantará a los más peques de la casa!
Partimos de una base muy sencilla, una pared revestida de una rústica madera sin tratar, y un sencillo juego de cama y mesilla de noche de barrotes de color blanco.
Sobre ello encontramos un sinfín de complementos textiles llenos de color. Funda nórdica, cojines, peluches, alfombras, plaids, cubos…
La decoración global resulta tremendamente estimulante, y por eso resulta una opción perfecta para decorar la habitación de los peques, que están en pleno desarrollo.
Fotografías: Zara Home