Trabajar en casa

Hace unos días comentábamos todas aquellas cosas que conlleva la vuelta de vacaciones, el melancólico recuerdo del verano, el agradable abrazo de nuestra casa al volver y sobre todo la inquietud de saber lo que está por venir.

Pues no es difícil de saber, el trabajo se convertirá en el eje central de nuestras vidas, de nuestros horarios, de nuestra indumentaria y hasta de la decoración. Si terminamos la temporada pensando en cómo decorar la terraza, la piscina  o el apartamento, ahora comenzamos la siguiente pensando cómo vestiremos el estudio, la oficina, el despacho…

Está demostrado que la decoración influye en nuestro estado de ánimo, en nuestra concentración, en nuestra creatividad…, por esta razón la decoración de la zona de trabajo debe ser sometida  a estudio.

Hoy en día el teletrabajo es ya una forma de vida, muy placentera, por cierto, para la mayoría de los que la disfrutan. Pero ha hecho que el estudio no sea un lugar en el que pasamos ratos libres, sino la mayor parte de nuestro tiempo, y por eso debe ser confortable, agradable y amplio en la medida de  lo posible.

Lo ideal es disponer de una habitación que dedicar única y exclusivamente al despacho. Esto hará las veces de oficina pero nos permitirá cerrarla de un portazo los viernes por la tarde sin tener que atravesar media ciudad para regresar a casa, bastará con atravesar el pasillo, para dar el pistoletazo de salida al fin de semana. Pero esto no siempre es posible porque la decoración está basada en la medida de las cosas, y el espacio no siempre es generoso con nosotros.

Pero eso tiene un lado positivo. Los teletrabajadores tienen más tiempo para disfrutar de su casa que los currelas de calle y oficina (auque solo sea el que no pierden en idas en y venidas).

Muy bien, pues ya que tenemos ese privilegio, potenciémoslo aún más. Trabajar en el dormitorio, en el salón o en la cocina puede hacer que nos sintamos mucho más libres, al fin y al cabo eso si que es “estar como en casa”.

El salón es quien nos permitirá mayores licencias en cuanto a espacio y decoración. Podemos dividir la estancia en dos y dedicar una parte a la zona de estar y otra a la de trabajo. Lo mejor será situar la mesa en el centro del espacio, apoyarla sobre una pared puede dar sensación de ahogo. Pero si las dimensiones no nos lo permiten, apoyarla sobre la trasera del sofá ahorrará espacio, y tendremos amplitud suficiente ante nuestros ojos para no sentirnos atados.

La  cocina es el espacio de trabajo por excelencia, aunque no estamos acostumbrados a conectar el ordenador al lado del exprimidor. Pero se trata de un espacio fresco, aséptico y de fácil limpieza, por eso cuando éramos pequeños, a todos nos han enviado alguna vez a la cocina  a hacer los trabajos de plástica. Y es que no todo el trabajo se hace con un ordenador delante. Artistas, dibujantes, diseñadores, modistos, pintores… el trabajo de estos profesionales es un poco más engorroso que el exclusivo de ordenador. 

Para ellos la mesa requerirá de unas normas diferentes. Debe ser más grande porque sobre ella se desplegarán planos de grandes dimensiones o patrones a tamaño real… y se debe poder acceder a ella desde cualquier parte, generalmente es el profesional quien se mueve alrededor de un plano o de un patrón.

El dormitorio queda relegado para trabajos limpios y silenciosos, para evitar molestar a quien pudiera estar descansando. En este caso la mesa debe estar todo lo distanciada que podamos  de la cama, para poder llevar a cabo dos tipos de iluminación que nos permitan iluminar la mesa, dejando en sombra la cama.

El trabajo siempre será trabajo, pero si podemos hacerlo sin movernos de casa y en un espacio acondicionado, los lunes  siempre serán más llevaderos.

Fotografías: Nueva Línea, Potterybarn, BoConcept, Poliform, Roca, RS

Por Olaia Pellón