Los robos en las viviendas son cada día más frecuentes. Aparte del lógico trastorno que supone la desaparición de objetos de valor y los destrozos que ocasionan las incursiones, también nos queda una fuerte sensación de intranquilidad cuando alguien entra en nuestra vivienda. Si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de los robos en inmuebles tienen lugar con los intrusos accediendo por la puerta de entrada, entonces no nos quedará ninguna duda de que instalar una puerta con todas las garantías es una excelente inversión.
Hay muchos tipos de puertas de seguridad. Hace años, las únicas opciones eran las puertas corrientes y las blindadas, pero hoy día existen también modelos intermedios como las puertas de seguridad y opciones con las máximas garantías, como las puertas acorazadas. Escoger unas u otras depende de varios aspectos y es muy ¡mportante saber cuáles son las características de cada puerta para que no nos den “gato por liebre”. Además, los precios varían considerablemente por lo que merece la pena informarse para pagar lo que realmente valga la puerta que vayamos a escoger.
TIPOS DE PUERTAS
Puertas de seguridad: son las más sencillas y económicas, y en consecuencia, las más instaladas. Estas puertas ofrecen una seguridad relativa, ya que si bien su cerradura tiene sistema anti-ganzúa y llevan en el interior de la hoja unos perfiles metálicos de refuerzo, el marco no tiene ningún sistema de seguridad y las hojas presentan puntos débiles, así como las bisagras. Las puertas de seguridad también se instalan en interiores. Son las más adecuadas para viviendas provisionales y en las que no haya objetos de mucho valor.
Puertas blindadas: esta opción ofrece un grado de seguridad mayor que la anterior. Se instalan bastante y suponen una garantía media contra las intrusiones. En este caso, en la hoja se intercala una lámina metálica, generalmente de acero, de 1 milímetro mínimo de grosor. La cerradura es de seguridad y las bisagras suelen ser de tipo anti-palanca. Eso sí, en este caso el punto débil es el marco: suelen ser corrientes, de madera y sin sistemas que eviten el acceso de una palanca. Estas puertas suponen una medida de seguridad aceptable, para viviendas habituales, preferiblemente en inmuebles de pisos (en casas que no estén aisladas) y para presupuestos medios.
Puertas acorazadas: las mejores y más seguras de todas, suponen un grado muy alto de seguridad y aportan mucha confianza. El sistema que aportan estas puertas es muy completo y está presente en todos los puntos a reforzar. Por ejemplo, el cerco de la puerta está forrado con una chapa de acero de un espesor mínimo de 2,5 milímetros; por su parte, la estructura interna de la hoja es también de acero, forrado de madera o metal. Las bisagras son siempre de tipo anti-palanca y pueden ir soldadas (mayor protección) o atornilladas. Estas puertas son la mejor elección para casas individuales o adosadas, que tengan objetos de valor dentro, que vayan a estar deshabitadas en períodos más o menos largos (segundas residencias) o en las que sus propietarios quieran contar con el máximo grado de confianza.
PUERTAS ACORAZADAS: ¿CÓMO DISTINGUIRLAS?
Si ya hemos decidido instalar una puerta acorazada en nuestra vivienda (y desde luego, es la opción más recomendable), entonces tendremos que fijarnos en una serie de detalles para evitar los engaños. Prestad atención:
PRECIOS
En este caso es más cierto que nunca que merece la pena realizar una buena inversión. Un ladrón que vea distintas puertas en un inmueble siempre se decantará por la más débil, por lo que una buena puerta constituye una estupenda medida disuasoria.
Una puerta de seguridad se puede adquirir a partir de 300 €; las blindadas se encuentran a precios desde 700 €, mientras que las acorazadas pueden costar desde 1200 € en adelante. Los precios incluyen instalación e IVA, aunque si hay que cambiar la puerta original el importe subirá un poco más.
Imágenes: Archiexpo, johnsonhardware.com,Top Home Design, Mundoanuncio.
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Publicado el: 19-01-2011 | Autor: Marta Sánchez