El radiador es un elemento más dentro de una estancia, y generalmente no suele caracterizarse por ser especialmente decorativo. Una solución para que quede completamente integrado en el estilismo final, es pintarlo de alguno de los colores utilizados en la decoración del resto de la estancia.
Para ello debemos de tener algunas precauciones. Estos deben pintarse con una pintura de esmalte al calor, ya que si utilizamos un esmalte normal, el calor que desprende el aparato calefactor acabará amarilleando la pintura.
La aplicación de la pintura debe hacerse con el radiador apagado, frío y limpio. Para que el resultado sea mejor, es aconsejable lijarlo suavemente. Debido a la dificultad para llegar a todos los recovecos del radiador, tenemos la opción de pintarlo con una pintura en spray, que deberemos aplicarla a una distancia aproximada de 30 cm.
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