El arquitecto y diseñador Jorge Rangel no muestra uno de sus últimos trabajos. Se trata de un piso de 100m2 totalmente reformado al que un exhaustivo trabajo de rehabilitación ha devuelto a la vida en una paleta de colores negro, blanco y oro.
Varias habitaciones pequeñas se convirtieron en un gran espacio de vida en el que encontramos ahora la cocina, el dormitorio, una bañera de hidromasaje, salón, comedor....
Las paredes del piso antiguo, contrastaban entre si; ahora vestidas de blanco casi virginal y de un gris ceniza, y todas ellas perfectamente vestidas con largos cortinajes negros y blancos.
Resulta realmente curiosa la ubicación de la bañera, justo al lado e la cocina, en un pequeño recoveco.
Hay unos volúmenes dorados, como si de grandes joyeros se tratara, que en su interior esconden los baños y el vestidor de la suite principal.
La zona del comedor se ha iluminado con una gran lámpara araña de un diseño muy actual, y cuyas luces se refleja en la mesa ovalada de cristal negro.
Los techos abovedados y pintados de color blanco, han roto su monotonía con unos plafones de pladur de formas angulosas que esconden en su interior unas luces de neón cálido que iluminarán los momentos más íntimos y relajados que se viven en las zonas de estar.
En el suelo, un parquet de madera natural teñido en blanco e instalado en diagonal, contrasta con el negro de la pizarra de la zona de la cocina y el jacuzzi.
Los electrodomésticos en la zona de la cocina están perfectamente escondidos tras unos muebles de mismo tono grisáceo de las paredes, y la campana extractora, que parece una obra de arte contemporáneo, preside la estancia con sus incontables listras de cristal oscuro.
Fotografías: Stephan Zahring
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Publicado el: 22-02-2013