Oficinas MBA

MBA necesitaba conjugar en un mismo espacio la oferta de dos tipos de productos completamente distintos. 

Para ello, Denys and von Arend y theAblo realizaron una propuesta que conciliaba los opuestos: conexión e independencia,  centralidad y periferia, exhibición y ocultación… y todo ello bailando en un a atmósfera de controladas luces y sombras.

MBA Oficinas, no solo es un proveedor de material de papelería, sino también un proveedor de mobiliario que ofrece asesoría y servicio de instalación a sus clientes. Por esa razón se optó, desde el inicio del proyecto por un local con dos ambientes claramente diferenciados que pudiesen alojar las formas propias de vender y comprar, inherentes a cada tipo de producto.

El reto, fue establecer una conexión entre estos dos espacios, que garantizándole a cada uno una  independencia funcional, les mantuviese al mismo tiempo estrechamente vinculados de manera simbiótica.

De esta forma, theAblo  comenzó por idear un recorrido lineal, que eliminara  la multiplicidad de accesos preexistentes al local, decantándose por el empleo de un único acceso ubicado en la zona de afluencia previsiblemente menor. De esta forma se logra exponer la oferta integral de los productos y servicios de forma ineludible, ante un grupo de compradores de papelería cuantitativamente mayor.

Una vez en la zona de papelería, el recorrido se articula a través de una serie de pasillos conformados por hileras de mobiliario expositor. Un sistema modular de armarios que exhibe, en su parte alta, el producto en promoción, enmarcándolo en un halo de luz que lo convierte en  el verdadero protagonista de una escena de penumbra controlada,  conseguida a base de escaparates ciegos, revestimientos de esmaltes en profundo gris antracita, moquetas veteadas en gradaciones de gris y mobiliario fenólico en color negro.

En su parte baja y tras las puertas correderas, los mismos exhibidores almacenan lejos de la vista distintos formatos de los productos arriba expuestos. 

Estos pasillos eternamente re-configurables, gracias a la movilidad de los armarios modulares que los definen, se encuentran rodeados por una zona de servicios  e información alojada en un mostrador fenólico en forma de L. Este mostrador delimita las zonas de acceso público y privado, al tiempo que esconde la aparatosa maquinaria de reprografía, corte y encuadernación, así como aquellos aparatos informáticos asociados a tales servicios.

La capacidad de almacenamiento del mostrador se ve aquí complementada por armarios que se descuelgan del techo a modo de una gran visera que aloja la iluminación técnica necesaria sobre el mostrador.  Se ofrece, en su cara frontal, como soporte para la señalización, y en conjunto acaba por dibujar la ventana a través de la cual consumidor y dependiente interactúan.

La papelería es por tanto, un espacio introvertido y de tensión periférica,  donde algunos productos se iluminan y otros se ensombrecen, al tiempo que ciertos productos se exhiben y otros en cambio no. 

Por el contrario, en el showroom, todo se muestra y se abre al exterior, y las áreas de servicio y atención al cliente ocupan el vértice central alrededor del cual se disponen siete escenarios de exhibición de mobiliario de distinta tipología.

Dos de ellos, contrapuestos a las grandes cristalerías, son al tiempo escaparates y espacios de exhibición interior. Otros dos se plantean en forma de profundos nichos a pared escalonados que permiten la correcta exhibición de sillería, o elevan a una posición privilegiada las escenas de mobiliario más distante.

Un despacho administrativo en funcionamiento circundado por 2 mamparas de cristal transparente es al mismo tiempo un espacio de trabajo útil, así como un conjunto extra de mobiliario a exhibir, mientras que el tercer plano vertical que lo define, salpicado de soportes perpendiculares de acero inoxidable, se propone como una estructura desde la cual suspender accesorios de formas y colores atractivos en posiciones que desafían la gravedad.

A través de su extroversión, su energía, y sus juegos de superficies cóncavas y convexas, el espacio showroom se opone al de papelería generando un repertorio atractivo de experiencias de compra-venta y un seductor juego de atmósferas complementarias.

En conjunto, la experiencia de recorrer las dos estancias que componen la oficina MBA, se percibe con el agrado del que finalmente escucha el diálogo cordial entre lo aparentemente irreconciliable.

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Por Olaia Pellón