Oficina a punto

Oficina a punto es el título de nuestro calendario de consejos durante este mes de septiembre que ya estamos a punto de terminar.

El final del mes de agosto nos hacia sentir un cierto vértigo con la vuelta al trabajo, pero de aquello hace ya casi un mes, septiembre entró poco a poco en nuestras vidas, instaló en ellas la normalidad y casi si darnos cuenta, sin síndrome post-vacacional hemos asumido el día a día de la mejor manera.

En tiempos como los que vivimos tener un trabajo al que regresar después de disfrutar de nuestro merecido descanso vacacional es todo un privilegio, así que vamos a disfrutarlo al máximo olvidando pensamientos negativos.

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La oficina se ha convertido en el lugar en el que más horas pasamos al cabo del día, por eso no está de más que le dediquemos un poco de tiempo a convertirlo en un espacio cálido y acogedor, adaptado a nuestras necesidades, al tipo de trabajo que desarrollamos en ella y sobre todo a convertirla en un espacio personal, porque será sin duda eso lo que hará que nos sintamos mejor durante el tiempo que pasemos en ella.

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La oficina puede ser un espacio compartido o personal. Durante muchos años las oficinas eran lugares en los que se concentraban muchísimas personas para trabajar cada día, pero paradójicamente, las divisiones, mamparas, puertas, despachos cerrados, pasillos diferenciados y demás impedimentos, hacían que la relación entre ellas fuera en muchos casos inexistente, y el trabajo en equipo aún no se había inventado.

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La eliminación de barreras, de despachos, de mamparas y de todas estas cosas ha hecho que las oficinas sean espacios abiertos mucho más dinámicos, en los que la comunicación fluye, las personas se complementan, los esfuerzos se suman entre si, y son capaces de llevar a cabo proyectos comunes, trabajando en equipo, ayudándose y colaborando, en definitiva, remando en la misma dirección, trabajando por un bien común en lugar de uno que acaban convirtiendo en personal.

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También hay oficinas personales, muchas de ellas instaladas en una habitación de nuestra propia casa, y a estas hay que dedicarles una atención especial, pues si trabajar ya implica de base un esfuerzo, hacerlo sin salir de nuestra casa puede hacernos perezosos, y que no encontremos el momento de dejar a un lado las tareas de la casa para adentrarnos en nuestra faceta profesional por completo.

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Deberemos crear una estancia dedicada a nuestro trabajo, en la que todo lo que nos rodee esté relacionado con la actividad que desarrollemos y nos inspire a ella, y sobre todo que nos permita aislarnos de lo que sucede en el resto de la vivienda, que puede estar vacía de habitantes en algunos momentos, pero también habitada en otros.

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Cualquier cosa o actividad que desarrollemos, ya sea en tiempo de trabajo o de ocio, será mucho más placentera si tiene lugar en un entorno agradable e inspirador, merece la pena dedicarle tiempo a crear el escenario perfecto, porque eso nos hará sentir mejor.