Los cosméticos que se definen a sí mismos como hipoalergénicos, orgánicos, cosmecéuticos o no testados en animales pueden no estar diciendo toda la verdad en sus etiquetas… ¿Quieres saber por qué y si te puedes fiar de lo que cuentan…?
De todos es sabido que los productos cosméticos no pasan los mismos controles que los medicamentos, y que su eficacia no está a prueba. Por eso muchas marcas lanzan agresivas campañas de publicidad en las que dotan a sus productos de propiedades que no tienen o que no han sido avaladas científicamente. El objetivo: vender más en un mercado con una enorme competencia
Cosméticos hipoalergénicos
Un cosmético hipoalergénico o testado frente a alergias es aquel cuyos componentes causan menos alergias que otros. Pero lo cierto es que no hay una normativa que diferencie lo que es un producto hipoalergénico de uno que no lo es… Es decir, un producto es hipoalergénico según los estándares que maneje el laboratorio que lo fabrica, y eso puede aportarle un plus de valor a nivel de márketing. Pero lo cierto es que para un dermatólogo eso no tiene ningún valor… Y lo que es peor, no hay ninguna diferencia entre unos cosméticos y otros porque las sustancias realmente peligrosas hace mucho tiempo que fueron prohibidas.
Cosméticos orgánicos
Los productos cosméticos pueden exhibir en su etiquetado la palabra orgánico, de acuerdo con las directrices europeas, si realmente su cultivo, procesamiento, manipulación, etc. responde a esa denominación de forma rigurosa. Pero esta etiqueta puede llevar a engaño… Las materias primas orgánicas que pueden usarse en la producción de cosméticos no son necesariamente inocuas por el hecho de proceder de la agricultura biológica. Muchas plantas contienen sustancias que pueden ser tóxicas o producir alergias. “Orgánico” no significa antialérgico ni tampoco inócuo, hay que tenerlo en cuenta.
Cosmecéuticos
Las estrategias de márketing de los laboratorios de cosmética a veces trascienden algunos límites y difundes ideas confusas que juegan a su favor... Se trata de una industria tan lucrativa que a menudo se quedan en el límite la línea roja… Es el caso de aquellos productos a los que llaman “cosmecéuticos”. Es una denominación perversa destinada a hacer creer al consumidor que determinados cosméticos tienen propiedades más allá de las que se suponen a un producto de su categoría, y que igualan a las de los medicamentos… Falso. Si un cosmético tiene propiedades medicinales, entonces debería superar los controles a los que los medicamentos se someten.
Cosméticos no testados en animales
Otra etiqueta confusa es la que hace referencia a las pruebas en animales. Muchos laboratorios la utilizan como argumento de venta, y la verdad es que suena muy convincente… Pero lo cierto es que mientras los cosméticos etiquetados con esa frase no han sido testados en animales, sí lo fueron las materias primas que en su momento se introdujeron en esos cosméticos por primera vez.
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Categorías: Belleza y salud
Publicado el: 30-03-2015 | Autor: María Tebar