Las redes sociales hacen furor, cada día descubrimos alguna nueva y casi no queda nadie que no haya sucumbido a la tentación de hacerse un perfil en alguna de ellas, pero hay en concreto algunas de esas plataformas que están consiguiendo que incluso cambiemos nuestro hábitos de vida, y que empecemos a dar importancia y a tomar gusto por algunas cosas a las que hasta ahora no le dábamos excesivo valor.
Me refiero a redes sociales como Pinterest o Instagram (entre otras), redes sociales en las que los usuarios comparten fotografías de todo aquello que les parece interesante, de su día a día, de las cosas que se encuentran por la red, por la calle o por la vida.
Esto ha hecho que el número de aficionados a la fotografía se haya multiplicado de forma exponencial. Hay muchas personas que han tomado cursos de fotografía y se han convertido en verdaderos profesionales de la foto, pero lo interesante de todo esto, es que no hace falta que las fotos tengan calidad estética, sino que lo importante es que transmitan algo.
La mayor parte de las fotos que se suben a estas redes tienen en común que reflejan la vida de verdad. Hasta ahora teníamos la costumbre de fotografiar los momentos especiales de nuestra vida; las bodas, los cumpleaños, las vacaciones, las graduaciones… pero con la proliferación de esta corriente que invita a compartir fotos, hemos comenzado a comprobar que nuestra vida diaria también tiene muchas cosas que merecen ser fotografiadas para permanecer en nuestros recuerdos.
Ahora hemos empezado a mostrar la vida de verdad, la que vivimos cada día y en la que mostramos los sencillos momentos que vivimos a diario, como tomar un café, escoger una prenda en el armario, elegir el color con el que estamos pensando pintar el salón, cocinar, planchar, recoger a los niños del colegio, ver la televisión…
Esta costumbre de fotografiarlo todo y compartirlo con los demás en estos perfiles públicos tiene opiniones a favor y opiniones en contra, pero la realidad es que el hábito que se ha generado de fotografiar cada momento, puede dar como resultado un álbum de fotografías familiares en los que se trasmita la vida de verdad, y que nos ayuden a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, que son tan importantes.
Probablemente, si en un futuro alguien que no nos conoció quisiera saber cómo era nuestra vida, le resultará muy fácil conoceros a través de estos cotidianos reportajes fotográficos, en los que podrá ver pequeños detalles de las cosas que habíamos cada día.
Compartamos o no las fotografías en redes sociales, fotografiar todo aquello que nos gusta, es una inteligente forma de crear recuerdos para siempre.
Fotografías: Potterybarn
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Publicado el: 22-02-2013 | Autor: Olaia Pellón