Dormir es un placer ¿o no? ¿Quién no sueña con adentrarse en el placer nocturno sin programar antes el maldito despertador? Despertarse sin prisas, cuando los primeros rayos de sol de la mañana se cuelan entre las rendijas de la persiana, acariciando el agradable tacto de las sabanas de algodón, antes de afrontar un nuevo día.
Mientras escribo esto, me voy acurrucando en mi silla…
Pero además de un placer, es una necesidad, y dependiendo de la calidad de nuestro sueño, disfrutaremos en mayor medida de la jornada diaria.
Vivimos en un mundo loco, con mil preocupaciones, sin tiempo para pensar, reflexionar, con un ritmo de vida frenético que ya no tiene marcha atrás. Al cabo del año son muchos los días en que nos iremos a la cama pensando en el sinfín de preocupaciones o planes que tenemos previstos para el día siguiente. Esto hace que nuestra predisposición al sueño no sea la más idónea, pero es inevitable. Sin embargo hay algunas cosas que si están a nuestro alcance y que reportarán un grato beneficio a nuestra salud.
La elección del tamaño de la cama es uno de los debates al que no puedo sino asistir perpleja, y es que no debería dar lugar a discusión, ya sea para uso individual o compartido, ¡grande!
A lo largo de nuestras vidas, los centímetros de cama que de que disponemos, experimentan un crecimiento inversamente proporcional al que experimentamos nosotros mismos. Al nacer, nuestra llegada al mundo es ansiada por los que nos esperan, y lo hacen con la suite preparada, en ella no falta de nada.
Preside nuestra habitación una preciosa cunita de 60 cm de ancho, que con nuestros 3kg de peso, nuestros 50cm y la falta de preocupaciones que nos permite un sueño prácticamente inmóvil, nos resulta un tamaño colosal. Pues… ¡a disfrutarlo! Porque se acaba enseguida.
Frecuentemente, el diseño del mobiliario juvenil solo nos permitirá añadir a nuestro colchón 30cm más. Un total de 90cm en los que deberemos dormir, mientras nuestra estatura y nuestro peso crecen a pasos agigantados.
Pero será peor cuando decidamos vivir en pareja y cambiemos nuestra cama por una doble, entonces…. ¡todavía menos!
150cm para compartir (¡con suerte!, hay quienes disponen de menos, 140, 135…) 75 para cada uno en los que dormiremos nosotros, nuestros kilos y nuestros anhelos.
Sin embargo, vamos de fin de semana, llegamos al hotel, nos aproximamos a recepción, confirmamos nuestra reserva, y ahí va, la pregunta del millón: - tendrá cama grande ¿verdad?- Estamos dispuestos a pagar no se cuánto más por dormir en una King Size …¡una noche! Queda claro por tanto que valoramos el descanso que nos brinda un buen colchón y unas dimensiones generosas.
Dormir en una cama grande y que por tanto nos permita un descanso saludable, no debería ser un lujo de fin de semana, sino un hábito diario.
Reivindico la cama de 200 x 200 como medida estándar!!, reivindico el espacio individual dentro del compartido!!, reivindico la pérdida de espacio a lo largo de nuestra vida!!, reivindico la salud!!, reivindico el descanso!! …
Definitivamente, el tamaño importa.
Fotografías: Hotel Castille (Paris), Hotel Warwick (Paris), miCuna, BM 2000, Hotel Setai (Miami), Hotel Domine(Bilbao), Hotel Diagonal (Barcelona).
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 08-02-2008 | Autor: Olaia Pellón