En el dossier dedicado a las puertas correderas que publicamos hace un tiempo podéis encontrar información sobre los distintos tipos y opciones de puertas correderas disponibles en el mercado. En este caso se trata de puertas cuya instalación corre a cargo de los profesionales, pero también existen sistemas para instalar uno mismo de forma bastante sencilla. Incluso se puede transformar una puerta que tengamos en corredera, o utilizar un tablero con grosor y consistencia suficiente para cerrar un armario empotrado o un hueco en la pared.
Para colocar una puerta con un sistema corredero necesitaremos disponer de un carril, que va a la pared y por lo general se coloca en la parte superior del vano, y un juego de rodamientos, que se colocan en el canto superior de la puerta corredera en sí. Si lo que vamos a cerrar es un armario, entonces es mejor colocar dos carriles o perfiles (en la parte superior y el suelo) para que la puerta, que por lo general es un tablero de aglomerado y no pesa lo suficiente como para mantenerse estable, quede bien sujeta. En este caso, en el canto inferior de la hoja se colocarán los rodamientos, mientras que en el superior van unas piezas llamadas guiadores. Todos estos componentes se venden en kits en ferreterías, centros de bricolaje y tiendas de armarios. Algunas firmas comercializan el kit completo, incluyendo las puertas y con raíles superior inferior, y guías para ambos cantos.
Las puertas de paso son algo más complicadas, ya que pesan bastante más. Además, en el suelo no se suelen instalar carriles porque quedan antiestéticos y pueden resultar incómodos (es fácil tropezarse en ellos). Por esta razón existen sistemas de carriles superiores, con los que podemos adaptar las puertas existentes. Otra opción es colocar puertas de cristal; hay sistemas baratos y fáciles de poner. Es tan sencillo como comprar el cristal templado (mejor al ácido, aunque si sale muy caro se puede cubrir con un plástico autoadhesivo por una de sus caras), pedir que nos lo taladren para poner el tirador y los rodamientos superiores, y colocarlo en las guías previamente sujetas a la pared.
Las puertas correderas de este tipo son económicas, fáciles de instalar y muy decorativas, pero también tienen sus inconvenientes: no son nada aislantes y dejan pasar los ruidos y las corrientes de aire (podemos colocar tiras de goma en el hueco entre ellas y la pared, pero quedarán visibles), y además necesitan un espacio libre en la pared contigua para situarse cuando estén abiertas. Esto no ocurre con las empotradas. Éstas, por su parte, son mucho más complicadas de instalar; es mejor que lo hagan profesionales.
Si las puertas correderas las vamos a instalar en un armario, además de las muchas opciones para escoger (tableros de aglomerado melaminado canteados, madera maciza, madera chapada...), para abaratar costes podemos escoger tableros de contrachapado y pintarlos nosotros mismos con selladora y esmalte acrílico. Pero si queremos ahorrar tiempo, hay una estupenda solución: forrarlos con plásticos o papeles metalizados autoadhesivos o decorarlos (una vez pintados) con vinilos decorativos. Las opciones son muchísimas...
Imágenes: SCL, Ferretería Martí, Ferretería Irisarri, Vital Furniture.com, Decoraphotos.com.
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Categorías: Puertas y ventanas
Publicado el: 25-11-2010 | Autor: Marta Sánchez