Cada año y cada temporada encontramos nuevos estampados que se convierten en tendencia, pero hay otros tan atemporales que hacen que nunca pasen de moda. Las flores, las rayas y los cuadros son estampados clásicos, que varían en color, en forma y en grosor para adaptarse a las novedades de cada temporada, pero que mantienen su esencia clásica.
En primavera, estos estampados lucen su cara más brillante, se visten de colores intensos y atrevidos como el violeta o el turquesa, combinados con blancos para conseguir un fondo luminoso, pero sobre todo muy fresco, perfecto para refrescar el ambiente caluroso del verano y favorecer el descanso.
Fotografías: La Mallorquina