Los colores lisos, las formas puras, simples, los espacios vacíos… siempre podrán permanecer en nuestras casas durante mucho más tiempo sin que lleguemos a cansarnos de ellos.
No ocurre así con los colores vivos, los grandes estampados y los espacios con gran condensación de elementos, que son cosas de las que nos cansamos con mucha más rapidez. Es lo que nos pudiera llegar a ocurrir con este baño, que sin embargo y por comparación con lo que hoy consideramos habitual, me ha encantado.
Se trata de un baño en el que los textiles juegan un papel fundamental, pues son precisamente ellos los que se han encargado de trasladar al espacio, la alegría del color.
Hasta el último detalle está inundado de primavera, de alegría y de vitalidad. Las toallas, el neceser, los cepillos de pelo, las zapatillas de la ducha, las velas…
Es un estampado relativamente clásico y exagerado, pero el baño tiene una buena base neutra, y sobre ella se puede acoplar tanto un decorado recargado como este, como uno más austero y minimalista, y en ambos casos el resultado será excelente.
Fotografías: Jab