A-cero nos presenta uno de sus proyectos más rurales: la reforma y ampliación de un conjunto constituido por unas cuadras para ganado vacuno, cobertizos, almacenes y cocheras de aparejos labriegos.
La vivienda se ubica en una finca de casi 351 hectáreas a las afueras de Ávila, y está conformada por importantes extensiones de prados en la zona sur, mientras que el resto presenta una importante masa arbórea de especies varias como castaños, robles, pinos…
La edificación se dispone en forma de U, alrededor del gran patio de acceso. Se sitúan en el ala principal en la base de la U las zonas sociales, salón para grandes reuniones y televisión, cuarto de juegos, comedor… así como las habitaciones de los niños.
Las zonas de servicio, cocina, bodega, lavandería y dormitorios del servicio, se sitúan en el ala este.
Mientras que en el ala oeste se encuentran el dormitorio principal y el dormitorio de invitados.
De este volumen cabe destacar la conformación de sus extremos a modo de alargamiento de la cubierta a ambos laterales del cuerpo. Voladizos espectaculares, que coqueteando con los límites de las leyes de la gravedad, crean un espacio único y excepcional enmarcado en el paisaje.
A este programa hay que sumarla dos pabellones semi-independientes que flanquean el acceso al patio principal, y que albergan una vivienda para invitados y otra para los guardas.
La rehabilitación más acusada se produce en la redistribución del interior de las dos naves dormitorios, pues interiormente siguen unos acabados de alto nivel, respetando, eso si, una continuidad rústica que engloba todo el proyecto como es la conservación de las vigas de madera o la piedra original que se pudo rescatar a la vista dentro de la vivienda.
Cabe hablar de una arquitectura delicadamente situada sobre el terreno y resuelta ateniéndose a unos criterios de aceptación cultural y empleo de materiales autóctonos, con un cuidado estudio de la luz y una evidente preocupación por preservar, mediante la reinterpretación, el lenguaje constructivo de la zona.
La madera también se introduce en el interior de forma excepcional a modo de mobiliario de cocina, escaleras y estanterías.
Al final del jardín al que se abre la fachada principal, en un nivel inferior, se ubican las cuadras, cuidadas hasta el detalle, como si de un volumen más de la propia casa se tratara y los caballos fueran invitados de excepción, las ranuras verticales permiten durante todo el día la entrada controlada de luz a las cuadras.
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Publicado el: 25-03-2011