Desde que comenzara el otoño os hemos propuesto diversas formas de celebrar reuniones entre amigos y familiares. Distintas maneras de disfrutar de la gastronomía y al mismo tiempo fomentar las relaciones sociales. La primera propuesta pasaba por una fiesta con la pizza como eje central.
La segunda propuesta consistía en una cata de aceite, el preciado oro líquido, y en torno a él una sofisticada y a la vez informal reunión entre amigos, algo que cada día se está poniendo más de moda.
Hoy os proponemos una cita con el queso y el vino como protagonistas indiscutibles del evento. El queso es uno de esos alimentos que tiene tantos adeptos como críticos. No hay punto intermedio, hay quien considera el queso como un vicio ineludible, y quien lo odia por encima de todo, afortunadamente gana el primer grupo, y de ello dan muestras los innumerables concursos de quesos que tienen lugar en España, y las desorbitadas cifras de dinero que se pagan por un trozo del afortunado ganador.
La variedad de recetas para su elaboración, así como la variedad en la procedencia de la leche hace que los tipos de queso sean innumerables, y tremendamente distintos entre si, por eso una de las primeras cosas que tenemos que preveer a la hora de organizar un evento de este tipo, es la colocación de unos pequeños letreros y cartelitos que indiquen el tipo de queso al que corresponde la pieza que lleve cada cartel.
Cada tipo de queso puede presentarse de muy diversas formas, puede presentarse ya partido en pequeños bocados, pero si la pieza es hermosa puede ser preferible mostrarla completa. En este caso deberemos tener en cuenta la disposición en la mesa de los útiles necesarios para cortar el queso en condiciones.
Si la variante del queso es de tipo untar, deberemos preveer algún tipo de tostas o panes en los que colocar este queso para saborearlo.
El vino es el mejor acompañamiento para un alimento como el queso, de gran sabor y que por lo tanto necesita también de una bebida fuerte que permita cambiar rápidamente de sabores para poder probar distintos tipos en poco tiempo.
Aunque ante el queso casi todo el mundo se decanta por un tipo concreto de vino, la realidad es que no a todas las variantes les va el mismo vino, deberemos preveer este punto y ofrecer a los comensales distintos sabores.
Y además ofrecer cada uno de ellos a la temperatura adecuada. Para ello podemos poner unos recipientes con hielos e introducir en ellos las botellas que precisen una temperatura mas baja para su consumo.
Un placer para los sentidos, y una forma de fomentar las relaciones personales, con estilo.
Fotografías: Potterybarn
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Publicado el: 19-11-2010 | Autor: Olaia Pellón