Falso mármol: Así se hace

Muchas veces hemos admirado magníficos frisos, paneles, encimeras o frontales de muebles que parecen del más bello mármol… Y luego resulta que se trata de pinturas. La imitación de mármol es todo un clásico en la pintura decorativa; ya desde la época romana se acostumbraba a pintar las paredes con esta técnica. Aunque hacerlo perfectamente requiere experiencia, habilidad y formación, existiendo profesionales que se dedican a ello, es posible conseguir estupendos resultados si utilizamos las herramientas y productos adecuados, y seguimos los pasos fundamentales.

Imagen Falso mármol: Así se

Lo primero es escoger una superficie que realmente pueda ser de mármol; por ejemplo, no tiene mucho sentido pintar imitando mármol un revistero, una puerta o el marco de un cuadro. Podemos escoger objetos y superficies como pies de lámpara, zócalos de paredes (a una altura como de un metro, y formando paneles), encimeras de mesillas… Aunque quizás lo mejor sea empezar haciendo pruebas sobre un tablero hasta dominar la técnica. También es bueno hacerse con un trozo del mármol que queramos imitar para poder copiar el color, los tonos y las vetas, y después utilizar lo aprendido para dar rienda suelta a nuestra imaginación.

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En primer lugar hay que preparar la superficie, aplicando dos o tres manos de selladora acrílica con rodillo o brocha de buena calidad. Después conviene lijar suavemente la selladora con lija nº 600 para eliminar las rugosidades. Para las paredes se pueden emplear pinturas al agua, que mezclaremos con un chorrito de fijador de látex para hacerlas más fluidas y transparentes y evitar que se sequen demasiado rápido. Primero aplicaremos la pintura más oscura de base, con una esponja o una brocha, cruzando las pasadas; la idea es hacer una especie de nebulosa.

Cuanto más oscuro sea el mármol (por ejemplo, el mármol negro o el verde) más pasadas daremos, hasta casi cubrir la superficie blanca en su totalidad, pero dejando zonas en las que el fondo se transparente un poco. Una vez dada la base y antes de que se seque, pasaremos una brocha de difuminar (de pelo de tejón, a la venta en tiendas especializadas) suavemente para difuminar las marcas de la brocha o de la esponja. Como son bastante caras, podemos sustituir esta brocha por una de maquillaje que sea grande y suave, y que no suelte pelo. Sobre esta base, una vez seca, se pueden aplicar más “nebulosas” en los colores que lleve el mármol (blanco, tonos más claros…) para acentuar la profundidad del acabado.

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Las vetas se pintan con pinceles de acuarela de buena calidad, aunque los expertos utilizan plumas de ave (paloma, gallina…). Las plumas hacen trazos irregulares que quedan mucho mejor y resultan más naturales. La pintura debe mezclarse también con látex, y las vetas se entrecruzarán para dar más realismo al mármol. También deben difuminarse con la brocha. Para pintar imitaciones de mármol en objetos se pueden utilizar pinturas al óleo, aceite de linaza y aguarrás; la ventaja de estos materiales es que son muy transparentes y tardan en secar, lo que permite trabajar mejor la técnica. Cuando la pintura se seque, puede acentuarse el “efecto mármol” barnizando las piezas con barniz brillante en aerosol. En el caso de las paredes basta con aplicar una mano de fijador de látex transcurridos unos días, para proteger el resultado.

Imágenes: Studio Arcese, Isabelle Decorative Painting, Rusticelegance, Deco Project.

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Categorías: Pintura

Publicado el: 28-04-2011 | Autor: Marta Sánchez

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