Dentro de apenas unos días nos adentraremos en el mes de diciembre, un cambio de fechas que a diferencia de lo que pasa cuando pasamos por ejemplo de febrero a marzo o de septiembre a octubre, significa muchas más cosas.
Es el último mes del año, el mes en el que el invierno se instala de forma definitiva en nuestras vidas, el mes en el que las fiestas navideñas marcan de forma constante nuestro día a día, es el mes del abrigo, de la bufanda, de las guirnaldas… el mes de la chimenea… el mes de los olores, de los colores...
Diciembre es un mes en el que casi todo lo que sucede, está directamente relacionado con el mundo de la decoración. Está claro que el inevitable cambio de la climatología hace que también la decoración de nuestra casa deba cambiar para adaptarse a ellas. Comienzan a proliferar las mantas de lana, de piel, las sabanas de franela…
En el salón, la chimenea que ha permanecido a pie firme durante el resto del año, cobra ahora un protagonismo que nos reúne en torno a ella a pasar la tarde, afortunadamente el diseño ha hecho que durante el tiempo que permanece inutilizada, su aspecto luzca como si de una escultura decorativa se tratara.
Esta evolución también se ha producido en el campo del mantenimiento, y dependiendo del tipo de chimenea por el que hayamos optado, el trabajo de limpiarla después de haberla utilizado, ya no será tan costoso y desagradable.
Pero este calor que emana la chimenea también hará que un característico olor embriague el ambiente, haciendo de el un clima cálido y evocador. Es el olor a leña.
Diciembre es el último mes del año, el mes en el que parece que el tiempo se acaba y que nos va a pillar con un montón de cosas por hacer, y vemos a todo el mundo corriendo por las calles, como si pasado el 31 de diciembre, no nos fuéramos a encontrar con otro día más en el que también habrá que comer, trabajar, salir, entrar…
Afortunadamente estos rápidos paseos por la ciudad serán mucho más bonitos y agradables, ya que una decoración brillante, luminosa y acogedora inundará las calles de nuestras ciudades haciéndonos levantar la cabeza para contemplarla.
Pero la calle no solo estará decorada por las alturas, sino también a ras de suelo, y con una decoración que además incluirá aroma. La presencia de los castañeros hará de nuestras ciudades un lugar entrañable por el que pasear, y se encargará de ponerle “perfume a invierno” a la ciudad.
De toda la decoración que requieren las constantes visitas y celebraciones que tendrán lugar los próximos días no os voy a hablar, hace días que ya nos ocupamos de esto DecoEstilo.
Fotografías: Focus, La Mallorquina, Destiny
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 27-11-2009 | Autor: Olaia Pellón