Es increíble comprobar cómo el simbolismo y el significado de las cosas cambia con el paso del tiempo. Hace muchos, muchos años, la decoración marcaba en muchos casos la diferencia de nivel o de clase social entre unas personas u otras.
La anchura de la moldura de escayola, la dosis de color dorado, el número de cojines sobre la cama… sin embargo, si hoy en día juntamos todos esos elementos nos encontraremos ante una vivienda joven, urbana, de clase media y muy habitual.
Una de las cosas que marcaban la distinción era el tapizado capitoné. Llegó a nuestras casas de la mano del archiconocido sofá “Chester”, y juntos se pasearon por los ambientes de decoración más exclusivos. Incluso llegaron a formar parte de la escenografía de un disco de los Rolling Stones.
Hoy en día el capitoné es considerado una técnica de tapicería tan común como otra cualquiera, y la única razón por la que pudiéramos no encontrar quien nos tapice una pieza con esta técnica, es la dificultad de encontrar al tapicero artesano que lo sepa elaborar, ya que al tratarse de una técnica recuperada, los tapiceros más jóvenes no se habían encontrado con ella hasta hace apenas unos años.
Resulta una técnica de gran belleza estética ya que puede transformar en especial un elemento que de otra manera hubiera pasado inadvertido. El mercado está lleno de muebles decorados con este tapizado. Cabeceros, sillones, sofás, divanes, pouffs… pero también la decoración menor, cojines, mantas, plaids, o cortinas en las que una versión más ligera del capitoné las viste de actualidad.
Y llevado a otros terrenos, el capitoné está tan a la orden del día que su presencia ya no solo se limita a la decoración. Reconocidos diseñadores de moda incluyen entre sus creaciones botas, bolsos y cinturones decorados de ésta manera.
La laboriosa elaboración de un mueble tapizado con capitoné, hace que quizá el precio se dispare, pero como para casi todas las cosas, también existen otras versiones que lo hacen más asequible.
La técnica clásica del capitoné se compone de un único trozo de tela, lo que hace que el cálculo de la cantidad necesaria sea dificultoso. Las estéticas arrugas que se generan entre unos botones y otros hacen que la cantidad necesaria sea mayor, como consecuencia, mayor desembolso.
Pero el capitoné también puede llevarse a cabo de una manera menos compleja. Uniendo diferentes trozos de tela cuadrados, en cuyos vértices, se colocan los botones. De esta manera, las arrugas que antes se generaban entre unos botones y otros, son sustituidas ahora por costuras. Si bien esta es una técnica de falso capitoné, el resultado es parecido, y podríamos considerarlo una variante del original.
Inicialmente reservado para ambientes de decoración clásica, la técnica del capitoné es capaz a día de hoy de colarse en todos los hogares, sea cual sea su estilo. Como muestra el sofá “Chester”, una pieza de decoración clásica, que cualquier fanático de la decoración actual se moriría por colocar en su salón.
Fotografías: Abdon & Lucas
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 27-02-2009 | Autor: Olaia Pellón