Con media España bajo un grueso manto de nieve hoy me parece más que oportuno hablaros de el extraordinario proyecto "El Portillo", firmado por el estudio Stone Desigs, cuyos espacios ya hemos comentado en otras ocasiones.
El portillo es una cabaña que se encuentra en la estación de esquí de Javalambre en Teruel, y a simplel vista podemos comprobar que se trata de la típica cabaña de madera estilo candiense hecha a base de troncos y con tejados a dos aguas.
El grupo Aramón le planteó a Stone Designs la reconversión de este espacio, una cabaña en plena naturaleza a la que querían trasformar en una hamburguesería que diera cobertura a una zona concreta de la estación de esquí.
La idea inicial era la de crear un interior y un exterior que convivieran juntos y que se potenciaran entre si, para de esa manera sacarle el mayor partido posible a la cabaña.
Teniendo en cuenta que solo funcionaría en la época invernal y que el pasiaje siempre sería nevado, lo primero que se pensó fue en que la cabaña pasara a formar parte del paisaje. Cuando la montaña está nevada en invierno todo pasa a tener un contraste entre blanco y negro. Por eso se decidió pintar el exterior de la cabaña de color negro, para que contrastara con el paisaje nevado y que a la vez formara parte de él.
Tras tener clara esta idea se decidió que para conseguir el efecto deseado tenían que dotarla de vida, idea que les trajo directamente a la cabeza la colaboración con la artista gráfica Pepa Prieto.
Ella fue la responsable de dar vida a todas las criaturas que desde entonces habitan en las paredes de esta cabaña. Para su diseño se utilizó solo el color blanco, para que al unirse con el suelo nevado, las criaturas parecieran emerger de la nieve.
El tratamiento interior se realizó de una forma completamente diferente, de manera que si el exterior era de color negro, el interior debía ser blanco para aprovechar la escasa luz natural de los días nublados, y de esta manera crear un espacio acogedor en el que refugiarse los días más fríos del invierno.
Como el espacio tenía una forma muy marcada, se optó por utilizar como elemento distorsionador del mismo, una cuerda de escalada de color rojo que desdibuja el espacio, creando una visión menos estática del mismo y llenándolo de movimiento y de vida.
Bajo esta especie de línea roja, se ubican una serie de mesas de aspecto nórdico hechas en madera de pino natural y rematadas en los cantos con el color verde corporativo del grupo, para que éste esté presente sin llegar a cansar a los clientes.
Para dar asiento a estas mesas, se diseñaron unos bancos que sirven de nexo entre el espacio y el resto del mobiliario, ya que por una parte están realizados en madera de pino natural y por otra los patines sobre los que soporta son de varilla de acero cubierta por la misma cuerda que desdibuja el espacio, de esta forma se consigue que todos los elementos formen parte de un mismo conjunto.
Sobre las mesas y para crear una iluminación puntual, se han colgado unas lámparas creadas también para el proyecto, y consistentes en un cilindro de policarbonato cubierto por unas tejas textiles que le dan mucha calidez al espacio.
La zona de la barra se ha tratado utilizando una banda de color negro que nos remite al exterior de la cabaña y crea un contraste que le da profundidad.
El carácter más desenfadado lo dan los menús que con todo el descaro que caracteriza a sus creadores se han escrito directamente sobre trozos de cinta de carrocero, dando así la facilidad de poder cambiarlo cuando sea preciso son tener que recurrir a ningún profesional.
Lo cierto es que cuando entras en la cabaña el efecto es sobre todo de sorpresa, porque no es una topología de local habitual en este tipo de entornos, donde lo que siempre prima son los colores oscuros y los espacios más recargados.
En este caso la calidez se ha conseguido de una forma mucho más sencilla, y sobre todo aportando respuestas mucho más efectivas para tal fin.
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Publicado el: 19-02-2010