En el último artículo que escribí el año pasado, comentaba que era el momento de hacer balance en casi todos los aspectos de la vida. En todos menos en el de la decoración, en el que los balances son constantes. La decoración es un mundo en el que solo existe el punto y seguido, ya que el final todavía está por descubrirse.
Pues el año empieza igual, no hay propósitos ni fórmulas para el año nuevo sino simplemente nuevos proyectos con fecha de inicio y final, ante los cuales cada decorador debe buscar la originalidad y exclusividad, unas características decorativas que repetidas en dos proyectos, dejarán de serlo.
Aunque no vamos a negar que si que existen determinadas corrientes decorativas a partir de las que crear. Son esas cualidades que dentro de la exclusividad nos hacen con tan solo un vistazo, fechar un proyecto en un determinado momento de la historia, o nos hacen adivinar a su responsable. Colores o formas que se repiten, pero con distinto disfraz.
Personalmente creo que la época decorativa que vivimos será fácilmente reconocible cuando pase el tiempo. Vivimos un momento de crisis económica, pero como hemos dicho en otras ocasiones, el hombre es rebelde por naturaleza, y es costumbre llevarle la contraria a la vida.
En épocas de bonanza nos dio por el minimalismo, por los espacios vacíos, por no poner nada más allá de lo imprescindible, por la austeridad, por los acabados mates, por quitar más que por poner, por el blanco, el liso, el vacío…
La sociedad actual vive un momento complicado, y precisamente por esa rebeldía, la decoración ha decidido tornarse en algo muy distinto. Ahora vivimos un momento brillante y lujoso, que por supuesto no quiere decir caro, sino imaginativo.
Los acabados en oro y plata aparecen por doquier vistiendo todo tipo de estancias. Cocinas, baños, salones, dormitorios…
El cristal se adueña de grandes y pequeños accesorios de decoración, para convertir los espacios en grandes, luminosos, profundos y brillantes.
De los pequeños focos halógenos hemos vuelto a las enormes lámparas de araña. Estamos en crisis, vale, pero que no lo parezca, y es que ya se sabe ...ojos que no ven... corazón que no siente!!
La verdad es que es una tendencia que se ha ido introduciendo poco a poco en nuestras casas, desde los pequeños accesorios o adornos, hasta llegar a los revestimientos cerámicos, muebles y pinturas, culminando en ambientes completos que brillan con luz propia.
Y eso es lo que nos depara el año, brillos, luces, ambientes cargados, barrocos… Dentro de unos años reconocerán los estilismos de principios del siglo XXI por su brillo.
Pero además esta tendencia será la responsable de haber decorado un momento de recesión, para convertirlo en la crisis más lujosa y brillante de todas ellas.
Fotografías: Porcelanosa, Zara Home, Graham and Green, Abdón y Lucas, Portobello
Por Olaia Pellón
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Publicado el: 15-01-2010 | Autor: Olaia Pellón