La exposición al aire libre durante los meses de verano nos hace más sensibles a muchos problemas relacionados con el sol. Las quemaduras solares, la alergia al sol, el sarpullido por calor, la insolación e incluso el corte de digestión tienen que ver con el calor y el sol.
Antes de lanzarnos durante los meses de verano a la playa, las charcas de agua helada de la sierra o salir a hacer ejercicio o al campo, es necesario tomar algunas medidas para prevenir los problemas causados por las altas temperaturas y el impacto directo del sol sobre nuestra piel.
Alergia al sol
Es un mecanismo de defensa de la piel frente al sol, que aparece en los primeros días de exposición solar (de uno a tres días). Es más frecuente en las mujeres, y aparece especialmente en el escote. Se trata de un sarpullido rojo que pica, en escote, cara, brazos y piernas. Puede inflamarse ligeramente.
La mejor forma de prevenirlo es no exponerse al sol entre las 11 y las 16 horas, aplicarse fotoprotector elevado media hora antes de tomar el sol y repetir su aplicación cada dos horas. Una vez que ha aparecido, se deben evitar los baños de sol, y consultar al médico o farmacéutico, que prescribirá una crema de cortisona o un antihistamínico.
Sarpullido por calor
En los climas cálidos y húmedos es posible que al sudar abundantemente se obstruyan las glándulas sudoríparas. Al no poder liberar el sudor, puede brotar una pequeña erupción de puntos rojos, que causan mucho picor. Es típico que se produzca en la espalda o en los pliegues de la piel, como ingles, codos, cuellos, pecho… Para prevenirla, lo mejor es usar ropa holgada, ligera, de color claro. Para evitarla, se pueden usar sprays de agua termal, sobre todo en bebés, pero no polvos de talco.
Quemaduras solares
Son muy frecuentes en verano, lo que no quiere decir que tengamos que sufrirlas sin hacer nada de antemano. Se clasifican en primero, segundo y tercer y cuarto grado, y su gravedad es proporcional a su clasificación. La quemadura de primer grado provoca dolor al tacto, enrojecimiento y ligera hinchazón. La de segundo grado presenta ya ampollas, una apariencia lustrosa, pérdida de piel y posiblemente edemas. La quemadura de tercer grado afecta a la piel en todo su espesor, y curiosamente no duele porque las terminaciones nerviosas fueron destruidas por el calor. La piel se reseca, aparece edema, necrosis y sobreinfección. La quemadura de cuarto grado afecta también a músculos y huesos.
En las quemaduras de primer grado, lo normal es enfriar la quemadura con compresas frías (no hielo), y cubrir con una venda estéril sin presionar.
Insolación
Puede producir varios de estos síntomas: cansancio, sed, orina oscura, alucinaciones, confusión, vértigos, dolor de cabeza, fiebre, náuseas o vómitos, y en los casos más graves, convulsiones o pérdida de conciencia. Para evitarlo, es importante evitar realizar grandes esfuerzos físicos en las horas de más calor y el uso del coche en esa franja horaria, beber muchos líquidos, refrescar el cuerpo o al menos pies, cabeza y muñecas, descansar en zonas de sombra y no dormirse bajo el sol.
Corte de digestión
No es un mito, aunque muchos lo creamos así ahora. Un cambio brusco de temperatura, como tirarse al agua fría en plena digestión, puede producir el corte de digestión. Se debe a que la sangre que está centrada en el proceso digestivo debe desplazarse a otros órganos para equilibrar el cambio de temperatura. Los síntomas son náuseas, sudores, mareos, vómitos, escalofríos… Es importante salir rápido del agua para evitar el paro cardiaco. La mejor forma de prevenir el corte de digestión es reposar la comida de dos a tres horas antes de bañarnos, especialmente si ha sido una comida copiosa.
Fotografías: impressionen.de, febronie
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Categorías: Belleza y salud
Publicado el: 22-07-2013 | Autor: María Tebar