El proyector se está convirtiendo en un equipo cada vez más común entre la tecnología multimedia de los hogares. Permite a los amantes del cine ver películas en la comodidad de su casa, pero sobre una gran pantalla, como en las salas de cine. Si estás pensando en ello, aquí tienes todas las claves para una compra exitosa.
Si dispones de un espacio extra como una habitación libre, una buhardilla o un sótano, puedes reconvertirlo en sala de cine ocasional. Sólo necesitas un proyector, una pantalla y una fuente de reproducción, como un DVD, sintonizador de TV, consola o PC. Te desvelamos los secretos de esta tecnología casera…
Ubicación
El proyector se coloca en la parte trasera de la sala (sobre un mueble o repisa), con la suficiente altura para no obstruir el haz de luz, o, mejor aún, en un soporte colgado del techo (de 30 a 200 €). La opción más espectacular es la de empotrar el soporte, que ocultará el proyector, aunque también la más cara (en torno a 560 €).
Es posible utilizar el proyector a distancias muy cortas, de hasta metro y medio. Pero lo habitual es colocar el proyector en la parte trasera de la sala. En ese caso es más cómodo tener el DVD y el equipo de sonido cerca, para usar cables cortos (más comunes y económicos). Los cables de vídeo largos, además de caros, presentan el inconveniente de que deben ser de gran calidad para no tener pérdidas y que deben camuflarse por el techo y las paredes de la sala.
Equipos "satélites"
Un proyector de vídeo es un aparato que recibe una señal de vídeo y proyecta la imagen correspondiente en una pantalla de proyección usando un sistema de lentes. Aunque ya los hay en el mercado con sintonizador de TV incorporado, no es lo más normal, con lo que a la hora de presupuestar nuestra inversión, hay que contar con una fuente de reproducción, como BluRay, DVD, televisor con salida RCA- S-video o HDMI. Y aunque el proyector trae altavoces, lo más adecuado es contar con un equipo de sonido o home cinema.
Criterios para comprar
A la hora de adquirir un proyector, hay que fijarse en dos aspectos: brillo (se mide en lúmenes) y resolución (píxeles). El precio aumenta proporcionalmente a más brillo y resolución, y también a menor peso. Aunque hay que considerar otros factores como: duración de la lámpara, tecnología LCD o DLP, zoom digital, picture in picture (o recuadro), tecnología wifi, etc.
Brillo. Los lúmenes miden la intensidad de la luz que emite un proyector. A más lúmenes, menor la necesidad de oscurecer la sala de proyección. Los mejores permiten visionar proyecciones a la luz del día sin problemas (siempre que la luz no incida directamente en la pantalla).
Cuanto más grande sea la imagen, más lúmenes se precisan: la luz se distribuye en una mayor área, por lo que una pantalla de 3 metros o más necesita un proyector de al menos 3.000 lúmenes, y las de 2 a 3 metros un mínimo de 2.500 lúmenes. Para una pantalla pequeña (1,50 m de ancho) y una sala reducida y con poca luz, puede ser suficiente un proyector de 1.500 lúmenes. Cuando hay ventanas sin cubrir se requieren al menos 2.500 lúmenes, aunque la sala no sea grande.
Resolución. Este dato se refiere al número de puntos que forman la imagen. La diferencia entre las diferentes cifras es apreciable cuando se proyecta una imagen superior a 3 metros. La resolución más sencilla es la que ofrece una relación de aspecto 4:3. Los proyectores más económicos tienen resolución SVGA (de 290 a 550 € ); su imagen está formada por 480.000 píxeles (800 horizontal x 600 vertical). La resolución XGA (precios de 450 a 1.000 € ) tiene 786.432 píxeles (1024x768).
En ambos tipos de resolución, la imagen es rectangular y se le llama formato 4:3 o estándar; es el que utilizan la mayoría de las televisiones y proyectores.
Existe otro formato más alargado, con relación de aspecto 16:9 (1366x768 píxeles), que es el que usan el cine y las películas DVD. Aunque ya los hay de alta resolución (1920x1080), los denominados HDTV, con precios de 760 a 2.200 €, y en 3D (de 300 a 2.000 €) o Wifi (1.000 a 1.800 €). Hablamos de gamas medias, porque en las más altas los precios se disparan hasta los 5.000 euros.
¿Mejor LCD o DLP?
En los proyectores LCD (Liquid Crystal Display), la luz de la lámpara pasa a través de tres paneles LCD (rojo, verde y azul) y luego por la lente. La opacidad de cada píxel se controla mediante cargas eléctricas. Es una tecnología más primitiva y requiere más espacio, pero más fiel con los colores.
La tecnología DLP (Digital Light Processing) es posterior y se basa en espejos microscópicos que pueden controlarse electrónicamente de manera que refejen o no la luz. El contraste mejora, aunque los colores pierden intensidad. Sus ventajas son un precio más ajustado y una cuadrícula prácticamente imperceptible.
¡Ojo a la vida útil de la lámpara!
La lámpara de un proyector tiene una vida normalmente entre 2.000 y 5.000 horas. La duración varía en función de una serie de factores, como son temperatura, humedad, vibraciones, etc. El coste de la lámpara varia según el fabricante, y es posible encontrarlas de marca por precios que van de los 300 a los 900 €, al lado de piezas de marca blanca por unos 110 €. Precisamente la vida útil de la lámpara es la que no hace aconsejable utilizar el proyector en sustitución del televisor, sino sólo para ver cine.
La pantalla
Las proyecciones se pueden visualizar sobre una pared blanca, pero a menudo se utiliza una pantalla. Las hay de diferentes tipos:
Fotografías: Planar, Homecinemagallery.com
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Categorías: Electrónica de consumo
Publicado el: 26-10-2011 | Autor: María Tebar