El cemento pulido es un acabado que originalmente se utilizaba tan sólo para suelos de comercios, oficinas y pabellones industriales. El auge que experimentaron los famosos lofts durante los años 90 del siglo XX hizo que este tipo de revestimientos se popularizara enormemente, y quien más, quien menos, quiso tener un suelo de cemento pulido para conseguir un interior de tipo industrial-contemporáneo de los que hacían furor.
Han transcurrido ya unos cuantos años desde los comienzos de esta interesante tendencia, y los avances en productos, técnicas y materiales han sido espectaculares. Hoy día ya no se emplea tanto el cemento pulido como el microcemento, un material que ha venido a sustituirlo por ser más resistente, económico, fácil de aplicar y duradero.
Además, en la actualidad los acabados de cemento ya no se reducen sólo a los pavimentos sino que también se emplean en paredes y otras superficies, como por ejemplo encimeras de cocina. Combinado con maderas oscuras tipo wengé y materiales como el acero inoxidable, el cemento aporta ambientes extraordinariamente elegantes y originales. Por esa razón es una de las opciones “top” en la decoración más actual.
MICROCEMENTO VS. CEMENTO PULIDO
Como hemos comentado, el cemento pulido fue el primer material que se empleó para los pavimentos. Tanto este material como el microcemento son argamasas que se preparan con áridos, agua, pigmentos y aditivos. En el caso del microcemento, la molécula del cemento que constituye su base se fractura para formar otras más pequeñas (de ahí su nombre), que conforman un producto más fino y fácil de manejar. Además, al llevar en su composición materiales como el cuarzo y ciertas resinas, al fraguar queda brillante y resistente, por lo que el pulimentado se hace innecesario. En el caso del cemento pulido, una vez extendido había que pasar una máquina pulidora para igualarlo y sacarle brillo.
Otra de las ventajas que presenta el microcemento frente al cemento pulido es que no precisa de juntas de dilatación. Esto significa que, al verterlo, podemos cubrir una gran superficie sin tener que dejar los típicos surcos paralelos (las juntas) que sirven para que el material no se agriete con los movimientos de dilatación ocasionados por el aumento de las temperaturas. De esta forma, el microcemento presenta lo que se llama “paño continuo”, mucho más estético y fácil de aplicar.
¿CUÁNDO ME PUEDO DECANTAR POR EL CEMENTO?
Después de lo indicado anteriormente, queda claro que hoy día la opción más inteligente es sin duda el microcemento. Ahora bien, este material no es apto para todos los interiores ni usos. Veamos en qué casos conviente escoger estos pavimentos, y en cuáles no.
Sí lo escogeré…
No lo escogeré…
VENTAJAS E INCONVENIENTES
VENTAJAS
INCONVENIENTES
ALTERNATIVAS ACTUALES
Aunque parezca increíble, hay soluciones realizadas con otros materiales y formatos que imitan al cemento pulido con buenos resultados, más cómodas y fáciles de instalar.
Por un lado tenemos el cemento pulido en baldosas. Se trata de piezas cuadradas o rectangulares realizadas con este material. El formato de baldosas es mucho más fácil de colocar, y si alguna pieza se deteriora puede cambiarse.
Otra opción es colocar baldosas cerámicas (por lo general, de gres) que imitan a este material. Salen más económicas que las anteriores y son más resistentes, aunque también son más caras que los suelos de microcemento vertido.
Para terminar, hay también suelos laminados en forma de baldosas que imitan el cemento pulido. Puede colocarlos uno mismo con facilidad y son muy aislantes, aunque hoy día todavía no resultan del todo convincentes en cuanto a acabados, y además salen algo caros.
PRECIOS
A grandes rasgos, podemos calcular que el metro cuadrado de suelo de microcemento, vertido y nivelado, sale por unos 45 €. A esto habría que añadirle el proceso de retirar el suelo original (si lo hay) y el remate con rodapiés. Además, los distintos colores que se pueden escoger y las diferentes marcas también hacen que varíe considerablemente el importe final.
IMÁGENES: Colormaker, Microcemento Sevilla.
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Publicado el: 09-02-2011 | Autor: Marta Sánchez