Se han acabado las navidades… es curioso, solo han pasado cuatro días desde que los Magos de Oriente visitaran con nocturnidad nuestros hogares y ya parece que eso ocurrió hace una eternidad. Volvimos a la rutina de una forma tan precipitada que parece que nunca fue fiesta…
No se si a vosotros os ocurrirá algo así, pero a mi me ocurre cada año. El día que saco del trastero la decoración navideña y lleno mi casa de guirnaldas, lucecitas, muñecos de trapo y demás ornamentación típica, siento mi hogar tremendamente cálido, es como si de repente me abrazara, como si hubiera llegado la decoración que le faltaba… Esos días me encanta sentarme en el sofá y contemplar mi casa.
Pero luego, a medida que va pasando el tiempo, me voy saturando. Cuando se acerca el fin de año ya me van estorbando las cosas que son más navideñas que festivas, y el día de reyes estoy deseando quitarlo todo y guardarlo hasta el año que viene.
Y de repente y sin darme cuenta vuelvo a sentir mi casa como nueva, con una sensación muy similar a la que experimenté el día que puse el árbol. Siento mi casa vacía, despejada, libre, grande, luminosa… parece que hasta se puede respirar en ella con más facilidad.
La hora de comer vuelve a ser algo sencillo, normal y natural, sin colorines, ni torres de platos, sino que es algo casual, un mantel blanco, un plato o a lo sumo dos, un juego de cubiertos y un vaso de cristal transparente para el agua.
La escasez de colores se vuelve dominante en todas las habitaciones de nuestro hogar, en el dormitorio, en el salón, hasta en el cuarto de baño sentimos esa ausencia y ese vacío cromático, que hacen mucho más placentero y relajante el momento de la ducha al final o al comienzo del día.
Esta sencillez decorativa se deja notar hasta en el cuarto de los niños, porque ellos no suelen resistirse a llenar de navidad cada rincón de su dormitorio, así que cuando finaliza el periodo de fiestas y su dormitorio vuelve a la normalidad, se respira en él un aire de paz altamente propicio para el descanso y también para su concentración.
Ahora toca volver a disfrutar de nuestra casa, de sus ausencias, de sus vacíos, de su libertad… ha llegado la época más fría del año, la más oscura… es el momento de disfrutar de las cosas sencillas de la vida, de un café, una peli, una buena compañía silenciosa… y todo ello ocurrirá en nuestra casa, en nuestra recién estrenada casa.
Fotografias: Zara Home
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Publicado el: 10-01-2014 | Autor: Olaia Pellón