En un gimnasio, en un salón de belleza, en el cursillo de yoga… Los vestuarios suelen ser compartidos, pero dentro del espacio común, la individualidad también debe estar presente, para facilitar que todo el mundo se sienta cómodo.
Pensando en que quizá haya más de una persona a la vez que pueda necesitar el lavabo y el espejo, podemos optar por poner una hilera de tocadores, que si bien no necesitan ser tan grandes como los de nuestra casa, requieren de los mismos elementos.
Pozo, espejo, y un pequeño armarito en el que disponer de aquellos cosméticos que el comercio tenga a bien facilitarnos.
Las duchas deben ser un espacio privado dentro del compartido, y la mejor opción es colocar una serie de cabinas de ducha individuales, dentro de las que cada persona se sentirá libre y cómoda.
Pero siempre habrá espacios en los que la intimidad y la privacidad serán absolutamente individuales. En este caso, la estética consistirá tan solo en colocar unos originales indicadores del espacio al que nos deberemos dirigir.
Fotografías: Lasa Idea, Gruppo Tresse, Studio Dumbar