El recibidor es la primera estancia que nos encontramos al entrar en nuestra casa, y la primera muestra que nosotros mismos que dejamos ver a los demás.
Por eso es un lugar muy apropiado para depositar esos objetos que forman parte de nuestros recuerdos y de nuestra biografía.
Las imágenes de los momentos memorables, acontecimientos familiares como bodas, bautizos y comuniones, inmortalizados y convertidos en objeto de decoración. Es una forma de presentar a nuestros invitados, quienes son los miembros de nuestra familia.
O esas cosas que traemos cuando nos vamos de viaje, y que convierten nuestra casa en un pequeño mapa sobre el que se pueden leer nuestros pasos, y las paradas que todavía tenemos pendientes.
Objetos de madera lujosamente tallados, como máscaras, portavelas… cerámicas, esculturas de pie…
Es el lugar perfecto para colocar todos esos caprichos con única función decorativa que vamos acumulando, pues una vez nos vamos adentrando en la vivienda, la funcionalidad manda sobre todas las demás cosas.
Fotografías: Sia, Portobello