Academia Lorea´l

En la construcción de la Academia Loreal de Barcelona, se ha respetado al máximo la estructura original del edificio en el que se encuentra, configurándose en dos plantas.  La primera planta a pie de calle alberga las salas de formación mientras que  las oficinas se encuentran en la segunda planta.

La recepción ha sido uno de los espacios donde más esfuerzos se han volcado, con la intención de hacerla atractiva y sorprendente. La entrada a la primera planta se conforma en un pasillo largo y estrecho que se amplía al final en un espacio circular que sorprende por su magnificencia. En este espacio central encontramos las cuatro salas que podrán convertirse en seis, a través de paneles movibles, respondiendo a la necesidad de los distintos cursos de formación que se impartirán en la academia.

En una continua referencia al cabello, la decoración de la recepción ha sido bañada con líneas y siluetas iluminadas con leds. En la pared izquierda, la presencia de L´Oréal queda determinada por un logo retroiluminado acompañado por una serie de dibujos inspirados en los primeros anuncios y gráficas de la marca.

También en la recepción podemos encontrarnos con la vertiente más tecnológica del centro, unas pantallas táctiles con las que el visitante podrá interactuar.

Uno de los elementos más destacables en este proyecto es el suelo. Al tratarse de un espacio donde se trabaja con productos muy agresivos se utilizado uno de los materiales más resistentes que existen: la cerámica.

Se ha creado en exclusiva una baldosa inspirada en la forma de una gota de tinte, en tonos blancos y grises, creando un elemento único y excepcional, de la mano del reconocido ceramista Toni Cumella. 

La iluminación del espacio ha sido otro de los ejes principales tenidos en cuenta a la hora de diseñar el proyecto. En este centro de formación, donde el principal protagonista es el cabello, el color blanco es fundamental para no restarle protagonismo ni alterar los colores del mismo.

Diferenciamos entre la luz suave y difuminada escondida entre los falsos techos que hacen un guiño a Barcelona (un pequeño homenaje a Gaudí) de otro tipo de luces que se extienden por todo el espacio apoyadas en unas estructuras finas y sinuosas hechas con mimbre simulando el dibujo de un cabello.