A la orilla de la piscina

La orilla de la piscina es el espacio más concurrido de nuestra casa durante la temporada de verano. En ella se suceden los momentos más divertidos del verano, los más placenteros y agradables, que hacen que las horas vayan pasando sin que nos demos cuenta.

El momento del baño es un momento refrescante, pero en el que disfrutamos de muchas más cosas que de la propia temperatura del agua. El paisaje azul que nos rodea resulta tremendamente apetecible para nuestros sentidos.

Los muebles de exterior recorren los bordes de la piscina llenándola de vida, y convirtiendo este espacio en adecuado para todo. En él, podemos tumbarnos cómodamente a tomar el sol, sentarnos de tertulia en unos cómodos sofás, o incluso disfrutar de una siesta en una cama de exterior...

O ubicar un comedor de exterior en el que disfrutar bajo el sol, de agradables reuniones con amigos, que se alargarán hasta el atarceder.

Los más privilegiados, aquellos con más metros de terreno, podrán hacer de este ambiente un espacio multifuncional en el que diponer todo tipo de muebles, para tomar el sol, charlar entre amigos...

Aunque el entorno que rodea la piscina también es un espacio perfecto para disfrutar en soledad de la más estricta intimidad de nuestro hogar, al aire libre.

Y por supuesto es un espacio del que disfrutar plenamente durante las noches de verano, esas  en las que la temperatura nos hace olvidar que mañana, habrá otro día.

Pero además de incluir todos estos muebles, debemos cuidar esos pequeños detalles que son en definitiva los que hacen que cualuquier estilismo resulte completo. En este caso se trata de unas originales velas las que forman un atractivo marco alrededor de la piscina.

Y para ponerle una nota de color a este paisaje mayoritariamente azul, como ocurre en el interior de nuestras casas, siempre podremos contar con los complementos textiles, como las toallas de playa, que se encargarán de llenar de color el borde azul.

Fotografías: B&B Italia, Kettal, Artcromo, Potterybarn, Martha Stewart, Lacoste, Domiziani

Por Olaia Pellón